Vacunas, de Peter Gøtzsche

 


El último libro de Peter Gøtzsche tiene como título completo "Vacunas: Verdades, mentiras y controversia". Gøtzsche tiene la habilidad de dejar a casi todo el mundo insatisfecho, tanto a vacunópatas como a antivacunas. Quizá lleve algo de razón...

Así inicia Gøtzsche uno de sus capítulos:

"He analizado en profundidad tres vacunas que suelen aparecer en los medios de comunicación y que son muy diferentes en cuanto a si las necesitamos y a quién debemos creer.

En un extremo se encuentra la vacuna contra el sarampión, que deberíamos ponernos todos. En este caso, las autoridades tienen razón en sus recomendaciones, y los padres y otras personas que piensan que causa autismo se equivocan. 

En el otro extremo está la vacuna contra la gripe, que creo que no debemos utilizar. Las autoridades, incluida la OMS, han publicado mucha información extremadamente engañosa al respecto. 

Entre ambas se sitúa la vacuna contra el virus del papiloma humano, que despierta mucha polémica. No es necesaria porque la detección del cáncer de cuello uterino resulta muy eficaz; además, las autoridades han sido poco sinceras en cuanto a las numerosas dudas relacionadas con la vacuna y su adyuvante, y los padres que han informado de graves daños neurológicos a menudo han tenido razón".

Las vacunas del virus del papiloma se tratan con mucha profundidad en el libro, en parte porque los ensayos fueron poco diligentes a la hora de registrar dos efectos adversos: 

"En efecto, se sospechaba que la vacuna contra el PVH podía causar trastornos neurológicos graves, como el síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS), que provoca un aumento exorbitado de la frecuencia cardiaca al levantarse, acompañado de mareos, confusión, visión borrosa y debilidad. Otro de sus efectos colaterales es el síndrome de dolor regional complejo (SDRC)".

Pero sobre todo Gøtzsche critica el hecho de que en los ensayos que las evaluaban el control no fue un auténtico placebo, sino una inyección que contenía el mismo adyuvante incluido en la vacuna, lo cual impide discernir cuáles son los daños que produce la vacuna: 

"El uso de comparadores activos puede imposibilitar la detección de daños graves de las vacunas contra el PVH en los ensayos aleatorizados si los comparadores causan daños similares".

Gøtzsche lo explica magistralmente con un ejemplo:

"Finalmente, debido a que las vacunas contra el PVH y sus adyuvantes tenían perfiles de daño similares, los fabricantes y las autoridades sanitarias decidieron que las vacunas son seguras, lo que es como decir que los cigarrillos y los puros deben de ser seguros porque tienen perfiles de daño similares".

En otro apartado dice:

"Es probable que las vacunas contra la tuberculosis (BCG, por el bacilo de Calmette y Guérin) y el sarampión reduzcan la mortalidad derivada de neumonías y síndromes sépticos. Por el contrario, se sospecha que la triple bacteriana contra la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP) duplica la mortalidad general en los países de ingresos bajos, algo preocupante porque la neumonía y el síndrome séptico causan más víctimas en esos lugares que las enfermedades a las que está dirigida la vacuna". 

Suscribo al 100% sus conclusiones: 

"En la actualidad se vacunan miles de millones de personas, y se ganan miles de millones con las vacunas. Por lo tanto, nada justifica que no se exija un mayor rigor en los estudios, incluida la comprobación de la seguridad de los adyuvantes

Deben llevarse a cabo grandes ensayos — financiados por el erario público y sin la participación de la industria farmacéutica—, con un seguimiento prolongado que permita registrar los daños que se producen a posteriori. En realidad, no tienen por qué ser caros, sino sencillos y pragmáticos, con unos costes administrativos mínimos. Seguramente resultarían rentables, ya que podríamos averiguar qué vacunas o combinaciones deben evitarse.

Por ello, es fundamental que se garantice el debate libre y abierto, sin amenazas, y que nadie se calle los posibles daños por temor a las repercusiones, incluida la humillación pública o, peor aún, el despido, cosa que me sucedió a mí en gran parte por criticar la prestigiosa pero deficiente revisión Cochrane de las vacunas contra el PVH".

En cuanto al COVID-19, Gøtzsche se refiere a ella como la "pandemia del pánico", siguiendo con lo que ya expuso en marzo de 2020 en la revista BMJ bajo el título de ¿Somos víctimas de un pánico masivo?, y lo argumenta con el hecho de que su letalidad resulta similar a la de la gripe.

El libro llega demasiado pronto para poder evaluar toda la controversia sobre la "vacunación COVID", al menos en la edición de la que yo dispongo.


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