En la historia de las vacunas hay varios casos de retiradas motivadas por el descubrimiento de reacciones adversas no previstas en los ensayos. Un ejemplo fue el de la vacuna antigripal Pandemrix®.
Cuando en septiembre de 2009 se desató la "pandemia de gripe AH1N1 (gripe A)", distintos gobiernos de la Unión Europea recomendaron que la población se vacunara.
La vacuna contenía la cepa A (H1N1)pdm2009, que nunca se había usado hasta entonces. Incluía el adyuvante AS03, compuesto por Escualeno (10,69 mg), DL-α-tocoferol (11,86 mg) y Polisorbato 80 (4,86 mg). En cuanto a excipientes, Pandemrix contenía Polisorbato 80, Octoxinol 10 y Tiomersal.
Los dos primeros se siguen inoculando en las vacunas antigripales en las últimas campañas. En cuanto al Tiomersal, se trata de un compuesto mercurial que ya dejó de usarse en las vacunas. Menos mal.
En 2011, un estudio estableció que la vacuna Pandemrix multiplicaba por doce el riesgo de que los niños sufrieran narcolepsia, un trastorno neurológico poco común del que se desconocen las causas, y que provoca una alteración grave del sueño que genera somnolencia súbita en las personas que la sufren y cataplejía, es decir, la pérdida repentina del tono muscular al caer en un estado de sueño profundo.
Las agencias española y europea dieron sus bendiciones a Pandemrix, y años más tarde la retiraron. Resulta interesante recordar la nota emitida sobre las vacunas pandémicas por la Asociación Española de Vacunología (AEV) en diciembre de 2009:
En la nota se decía...
"El desarrollo de vacunas para poder dar respuesta a una eventual pandemia gripal se inició en la Unión Europea en el año 2004, ante la amenaza de una pandemia por gripe aviar A H5N1...". Es decir, las vacunas se tenían oportunamente preparadas desde 5 años antes.
"La presencia de adyuvantes y del conservante Tiomersal, que se utiliza en las vacunas multidosis, son otros de los temas recurrentes con los que se pretende descalificar a las vacunas desde posiciones contrarias a la vacunación basadas en “criterios” no científicos...". Pues bien, hoy el Tiomersal está científicamente excluído de las vacunas por su alta toxicidad.
"Los temores a posibles efectos adversos, y en especial a los adyuvantes y conservantes, carecen de justificación objetiva...". Pues bien, en Suecia se demostró objetivamente que la vacuna Pandemrix aumentaba la incidencia de narcolepsia.
Vamos, que la AEV tenía la misma positiva opinión en 2009 de las vacunas contra la gripe A como la Pandemrix que la que tiene ahora de las vacunas COVID. En su web sigue habiendo varios artículos defendiendo al Tiomersal, y se dice que la asociación entre la vacunación antigripal pandémica de 2009-2010 que incluía adyuvantes AS03 y/o MF59 con narcolepsia sólo se probó en Suecia, citando para ello un artículo que reconoce que "la capacidad para evaluar la marca Pandemrix con adyuvante AS03 vacuna fue limitada en nuestro estudio"....
Es decir, que el estudio se centra en otra vacuna antigripal diferente, Focetria, no en la Pandemrix. Tan diferentes como que Focetria no contenía DL-α-tocoferol, y mientras Pandemrix contenía 4,86 mg de Polisorbato 80, Focetria sólo contenía 1,175 mg, la cuarta parte. Una total falta de rigor.
En cuanto a que la relación con la narcolepsia sólo se probó en Suecia, un estudio del BMJ de 2013 encontró los mismos resultados en Inglaterra, y otro del ECDC de 2014 lo hizo en los Países Bajos.
Fuentes: AEMPS, AEV, Heraldo, saludnutricionbienestar
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