Mayor riesgo de enfermedades autoinmunes en mujeres

 

Un tema recurrente en los foros de Farmacia Hospitalaria es la saturación de las unidades de dispensación a pacientes externos por el incremento constante de tratamientos para enfermedades autoinmunes con fármacos de última generación, sobre todo los biotecnológicos. 

Empiezan a ser habituales las colas de personas, en su mayoría jóvenes o de mediana edad. A veces son padres e hijos, y empiezan a abundar también los casos de pacientes con más de una enfermedad. Surge la duda de si las colas se deben a que hay ahora más tratamientos disponibles, o es que realmente hay muchos más pacientes que antes. Quizá sean las dos cosas.

También resulta llamativo el hecho de que varias enfermedades autoinmunes afecten en una alta proporción a mujeres en edad reproductiva. Esta tendencia se observa claramente en enfermedades autoinmunes del tejido conjuntivo como el lupus eritematoso sistémico (LES), que afecta a múltiples partes del cuerpo. Lo sufren entre 20 y 150 personas por cada 100.000 habitantes en todo el mundo, fundamentalmente jóvenes, siendo la relación entre mujeres y hombres de 9 a 1. 

Es un dato sorprendente teniendo en cuenta que las mujeres suelen ser más proclives a buscar atención médica preventiva, y sobre todo las jóvenes en edad fértil, en las que la planificación del embarazo incluye como elemento destacado la inmunización. Así, ante un deseo de embarazo se les recomienda que revisen su historial de vacunación y lo completen para preservar su salud y la de sus futuros hijos.


¿Son los resultados los esperados...? Hay voces críticas que afirman que no sólo la salud de las mujeres está empeorando por las enfermedades autoinmunes, sino que también lo hace la de los niños en temas como alergias, intolerancias alimenticias, asma, autismo...

¿Tendrán algo que ver las vacunas...? Shoenfeld sacó a la luz el síndrome autoinmune/inflamatorio inducido por adyuvantes (ASIA), que apunta de lleno al aluminio vacunal, y si bien se han introducido vacunas combinadas para disminuir el número de inoculaciones y con ello la carga acumulada de adyuvante, el aluminio inyectado sigue estando presente en cantidad significativa.

Son temas sensibles, pero en Medicina, como en toda ciencia, el cuestionamiento de los paradigmas vigentes es imprescindible para lograr avanzar. En la actualidad asistimos a una hipermedicalización de la sociedad, en la que cualquier planteamiento conservador que apele al riesgo iatrogénico implícito en cualquier fármaco, vacunas incluídas, es aplastado por la presión mediática. La Industria Farmacéutica tiene sus intereses empresariales, y no deberiamos esperar de ella que investigue temas que le puedan perjudicar...


En cambio, para los profesionales sanitarios, el derecho a discrepar no es sólo un ejercicio de libertad, sino una obligación ética implícita en su tarea de velar por la salud de la población. Y en esa tarea cabe considerar que el uso de más medicamentos no implica alcanzar mejores cotas de salud, porque, lamentablemente, los efectos adversos existen y no se deben soslayar.

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