Como puede verse en la imagen, los polisorbatos y los polietilenglicoles (PEG) tienen una parte de su estructura química común.
En nuestro primer informe, el seguimiento de los pacientes fallecidos por COVID-19 nos llevó a sospechar de los polisorbatos de la vacuna antigripal.
Esa línea de investigación nos ha llevado a constatar que los polisorbatos y los PEG dejan en nuestro cuerpo la misma huella inmunológica: los anticuerpos anti-polietilenglicol (anti-PEG).
Y que muchos virus, y entre ellos los coronavirus, contienen estructuras repetitivas del mismo tipo que las de esas sustancias, los llamados antígenos polivalentes.
¿Puede esa semejanza provocar una interferencia inmunológica? Pensamos que sí: los anticuerpos anti-PEG podrían actuar como "caballos de Troya" que introducen a los coronavirus en las células de los capilares pulmonares.
Además, los PEG se encuentran en la composición de las "vacunas COVID" que ya se están administrando. Por tanto, hay un nexo de unión entre las vacunas antigripales y las "anti-COVID": ambas contienen excipientes que producen justamente los mismos anticuerpos.
¿Podrían estar esos anticuerpos detrás de las reacciones “postvacunación” que se están observando?
Polisorbatos y PEG forman parte también de otros medicamentos inyectables. Y se encuentran en muchos productos para la higiene personal, como dentífricos y cremas, así como alimentos prefabricados, si bien al no inyectarse su grado de afectación sería menor.
En el mecanismo de la interferencia inmunológica que proponemos para el COVID-19 no aparecen pangolines chinos ni conspiradores satánicos, sino unos productos químicos que pueden alterar nuestra inmunidad y dañar nuestra salud.
Enlace al artículo completo en zenodo: ⏯Anticuerpos anti-PEG: el “caballo de Troya” que explica el COVID-19
Todo encaja. Por fin un análisis que busca el rigor y la exactitud.
ResponderEliminarQué voy a decir, las pruebas están ahí.
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