Efectos secundarios autoinmunes y vacunas

 


Las enfermedades autoinmunes están sufriendo un incremento continuo en los últimos 40 años, y hay estudios que lo ligan a la administración de ciertas vacunas y sus adyuvantes.

Acaba de salir el 8º Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas COVID-19, en el que las trágicas cifras de efectos adversos graves siguen aumentando, destacando el número de 300 fallecidos. 

El informe sólo trata los efectos adversos ya confirmados por las agencias, y que por tanto ya se han incluido en las fichas técnicas. 

Con relación a los efectos secundarios autoinmunes, los registros que se están llevando a cabo con las vacunas COVID podrían ir en la dirección arriba mencionada. Así, en el informe se documenta el síndrome de Guillain-Barré como posible efecto adverso de la vacuna COVID-19 Vaccine Janssen y de la Vaxzevria de AstraZeneca. 

El síndrome autoinmune de Guillain-Barré ya se ha descrito para otras vacunas como la del papiloma Gardasil, la antihepatitis A+B Twinrix, la triple vírica Priorix, la de la fiebre amarilla Stamaril, y varias antigripales como EflueldaChiromasChirofluFluarix-Tetra y Mutagrip, figurando también en sus fichas técnicas.

También se asoció con campañas de vacunación antigripales como la de 1976 o la de 2009.

Con cualquier medicamento, hay que estar siempre alerta y la evaluación de la relación beneficio-riesgo debe ser continua.


Gripe A, Tamiflu y el Ejército

 


En 2006, el surgimiento de la gripe aviar hizo saltar la alarma mediática sobre la posibilidad de aparición de una pandemia de origen animal. El Ministerio de Sanidad adquirió diez millones de tratamientos del antiviral Oseltamivir, que era el componente del Tamiflu de los Laboratorios Roche.

La gestión se llevó a cabo a través del Centro Militar de Farmacia de la Defensa, y se hizo acopio del principio activo en forma de polvo, para asegurar una conservación larga de diez años, frente a los cinco de las cápsulas de Tamiflu. 

En 2009, con la llegada de la gripe porcina o gripe A, volvió a producirse la alarma mediática, y el Centro Militar de Farmacia de la Defensa de Burgos realizó el generoso esfuerzo de elaborar comprimidos de 30 mg de Oseltamivir para abastecer a los hospitales españoles, ese y sucesivos años. 

Teóricamente, el Oseltamivir inhibe la neuraminidasa, enzima encargada de liberar al virus de las células infectadas, dificultando así su diseminación.

Pero en la práctica, varios estudios afirman que tanto el Tamiflu como el Relenza (Zanamivir, otro inhibidor de la neuraminidasa) proveen pequeños efectos benéficos en el alivio de los síntomas y una pequeña reducción de su duración del orden de 12 horas, con lo que no superan al viejo Paracetamol.

Es más, Oseltamivir se ha asociado frecuentemente con efectos secundarios como náuseas y vómitos, y más raramente con reacciones anafilácticas y anafilactoides, trastornos hepáticos, edema angioneurótico, síndrome de Stevens-Johnson y necrólisis epidérmica tóxica, hemorragia gastrointestinal y trastornos neuropsiquiátricos.

¿Valió la pena tanto esfuerzo...?


Fuente: QUOBBCFT Tamiflu


Guillain-Barré ahora con AstraZeneca

De nuevo... 


Según El Mundo, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) señala el síndrome neurológico Guillain-Barré como un posible efecto secundario "muy inusual" de la vacuna de AstraZeneca contra el COVID-19, al reportarse 833 casos en todo el mundo hasta el 31 de julio entre las 592 millones de dosis aplicadas de la vacuna de AstraZeneca.

El síndrome Guillain-Barré es una inflamación de nervios que puede causar parálisis temporal y dificultad para respirar que debe ser agregado a la información del producto como efecto secundario "muy inusual" de Vaxzevria", que se da en menos de una de cada 10.000 personas.

La EMA recomendó incluir una advertencia en la información de la vacuna para que las personas busquen atención médica si presentan debilidad y parálisis de extremidades que puede extenderse al pecho y el rostro.

Tanto la EMA como la estadounidense FDA ya habían advertido en julio de un "riesgo aumentado" de desarrollar el síndrome Guillain-Barré con la vacuna de Johnson & Johnson, que utiliza la misma tecnología de adenovirus que la de AstraZeneca.

Sin embargo, ambas agencias reguladoras opinan que los beneficios de las dos vacunas superan los potenciales riesgos...

¿Opinarán lo mismo los cientos de afectados...?

¿No empiezan a ser los datos de efectos adversos autoinmunes lo suficientemente llamativos para empezar una investigación seria sobre los mecanismos iatrogénicos que subyacen tras ellos...?


FT Vaxzevria