Imágenes que valen más que mil palabras


La búsqueda en PubMed "covid 19 vaccines adverse effects" proporciona más de 7.000 artículos. Teniendo en cuenta que en las revistas científicas sólo se recoge una mínima parte de la casuística, la cifra es ilustrativa del fenómeno iatrogénico al que asistimos, generador de un volumen de datos cuya lectura completa llevaría varios años, desbordando la capacidad humana. 

En este contexto, hay imágenes que hablan por sí solas, como esta infografía sacada de un artículo que se centra sólo en los múltiples efectos adversos neurológicos con componente autoinmune:

Estando en la era de las enfermedades autoinmunes, constatar que la introducción de unos nuevos productos biotecnológicos provoca semejante abanico de efectos adversos de esta misma índole, todos ya conocidos, puede estar poniendo en evidencia el fracaso de la Farmacovigilancia.

Porque llevamos ya bastantes años en los que muchos otros fármacos biotecnológicos, no solo vacunas, se han ido introduciendo en el arsenal terapéutico sin que hayan tenido un foco mediático equiparable a los del COVID, y su toxicidad relacionada con la autoinmunidad ha podido pasar desapercibida.

Este otro artículo abarca efectos adversos que van desde reacciones de hipersensibilidad hasta trombosis y trombocitopenia, y se centra en la composición de los dos tipos de vacunas para COVID-19 más usados: 





Polietilenglicol, Trometanol, Polisorbato 80... empiezan a ser ya también "sospechosos habituales" en el campo de la iatrogenia, cuando hasta hace poco eran perfectos desconocidos gracias al ambiente de confianza ciega en la seguridad de los medicamentos que se viene respirando en el ambiente sanitario.

Abrir los ojos a la luz siempre resulta doloroso.


Nomenclatura usada en Comirnaty

 

La ficha de Comirnaty, la vacuna de ARNm de Pfizer/BioNTech, contiene nada menos que 584 páginas. Ciertamente son muchas, y la razón está en lo que se va acumulando en ella. Haciendo un poco de memoria: 

  • Su nombre en clave en la fase de desarrollo y ensayos fue BNT162b2.
  • El producto que se distribuyó luego mundialmente recibió el nombre internacional de TOZINAMERAN, bajo la marca Comirnaty. TOZINAMERAN es ARNm que teóricamente codificaría la proteína S del primer SARS-CoV-2, el de Wuhan. 
Posteriormente:
  • Para la subvariante ómicron BA.1 se sintetizó otro ARNm que se llamó RILTOZINAMERAN, y que se incluyó junto con TOZINAMERAN en una versión bivalente de la vacuna. 
  • Para la subvariante ómicron BA.4-5 se sintetizó otro ARNm que se llamó FAMTOZINAMERAN, y que formó parte junto con TOZINAMERAN de otra vacuna bivalente. 
Todos estos productos se consideran ya obsoletos.
  • La vacuna actual contiene RAXTOZINAMERAN sólo, que es ARNm que codifica la proteína S de la subvariante ómicron XBB.1.5.

La nomenclatura consiste por tanto en añadir al TOZINAMERAN original distintos prefijos.

Cada nuevo producto se incorpora a la ficha, que se va actualizando, también en el apartado de los efectos adversos. Para el caso de las miocarditis, desde la comercialización de las bivalentes la ficha ya ha incorporado los casos con desenlace mortal, que se asocian a todas las Comirnaty, desde la primera hasta la última. 

Dado que las distintas Comirnaty contienen varios ARNm diferentes, el hecho de que compartan el mismo efecto adverso podría indicar que lo peligroso es el propio ARNm en sí mismo, o bien apuntar a los excipientes comunes a todas ellas.

La complejidad de estos productos es enorme, pues ya vimos que su proceso de fabricación involucra a bacterias, plásmidos de ADN, enzimas, antibióticos, lípidos complejos, PEG, etc. Esto hace que sea posible que se solapen varios mecanismos implicados en los efectos adversos.

Como venimos publicando, nuestra principal sospecha en el caso de las miocarditis recae en los PEGs usados como excipientes, actuando a través de los anticuerpos anti-PEG y la activación del complemento, el mismo mecanismo que el de las pseudoalergias.