La frase "la noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro" empieza a cuadrar con la publicación de estudios sobre efectos adversos de las vacunas, puesto que son ya más de 50.000 los artículos disponibles sobre este tema en la base de datos PubMed, y siguen aumentando:
En febrero, la revisa Vaccine publicó un macroestudio sobre las vacunas COVID que mostraba un aumento de lesiones cardiovasculares y neurológicas como pericarditis, miocarditis, encefalomielitis, trombos, parálisis faciales, síndromes de Guillain-Barré...
Y ahora en marzo, la revista JAMA publica otro sobre la doble vacunación gripe-COVID que, con un diseño bastante peculiar en cuanto a la medición de los efectos adversos de las vacunas COVID, acaba de rebote reflejando un incremento de accidentes cerebrovasculares achacado a la vacunación de la gripe...
A diferencia de lo que ocurría no hace tanto tiempo, ya ni los lobbies pro-vacuna ni los medios de desinformación se rasgan las vestiduras ni reclaman la hoguera (metafórica) para los autores de los estudios. Porque, ¿quién no conoce un caso de posible afectado por una vacuna...?
Ya no es herejía. Como la lluvia fina, es casi aburrimiento.
Una fina cortina de dolor, sufrimiento y muerte.
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