¿Medicina personalizada...?

 


William Shakespeare, de 81 años, el primer hombre en recibir la vacuna contra el COVID en el Reino Unido, falleció cinco meses después de ser vacunado. ¿De qué murió...? La sabiduría popular tiene la respuesta: del último mal...

Con la llegada del COVID se ha implementado un programa de vacunación universal con distintos tipos de vacunas y sin valoración médica previa de cada individuo, en el que se administra el mismo fármaco y a la misma dosis tanto a un joven sano de 18 años como a un anciano de 90 con comorbilidades.

¿Dónde ha quedado la tan cacareada "medicina personalizada"...?

¿No estábamos en un nuevo paradigma según el cual no hay enfermedades sino enfermos...?

Ni todas las personas son iguales, ni tampoco todas las vacunas son iguales. Sin embargo, la realidad es que con el argumento de la urgencia y de la falta de tiempo y medios, se ha implantado una vacunación despersonalizada, un auténtico "café para todos", con la esperanza de que todo saliera bien. Todo muy científico...

En 2020 se publicó en el Lancet el acertado artículo Vacunología: ¿hora de cambiar el paradigma?, en el que se defiende que en los ensayos clínicos siempre debe estudiarse la supervivencia total y la mortalidad total por todas las causas. 

Para entender el argumento, imaginemos que un estudio concluyera que conducir con gafas de sol disminuye los accidentes por deslumbramiento, y recomendara su uso. Bien, pero resulta que al estudiar el número total de accidentes, se encontrara que realmente había aumentado, debido a la pérdida de visibilidad general ocasionada por las gafas oscuras. El balance resultaría negativo.

Esto mismo debe tenerse en cuenta con los fármacos. También con las vacunas. Es totalmente acientífico pensar que un medicamento sólo va a actuar donde el laboratorio quiere posicionarlo, sin afectar al resto del organismo. Positiva o negativamente.

De hecho, ya hay estudios de este tipo que revelan sorprendentes resultados:

  • La vacuna del sarampión mejora los datos globales
  • La vacuna DTP empeora los datos globales
En cuanto a las vacunas COVID, un estudio encuentra que las de ARN empeoran los datos, mientras que las de ADN los mejoran. Con base en esto, Maryanne Demasi se pregunta si las vacunas COVID realmente salvan vidas.

Queda muchísimo por investigar.


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