Más reacciones autoinmunes tras vacunas COVID

 

En el 19º Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas COVID-19 se recoge que "existe una posibilidad razonable de que la aparición de vasculitis cutánea pueda estar relacionada con la administración de Vaxzevria".

Que un fármaco del que se busca que estimule la inmunidad genere, como efecto secundario, un descontrol inmunitario como es el depósito de inmunocomplejos en la pared de los pequeños vasos sanguíneos de la piel, no debería ser una sorpresa.

Lo que si resulta sorprendente, y muy ilustrativo, es un caso publicado de vasculitis cutánea en una mujer a la que le aparecieron manchas en la parte externa de ambas piernas al segundo día de recibir la 1ª dosis de vacuna Comirnaty, pese a lo cual se le administró una 2ª dosis 3 semanas después, con el resultado de que las lesiones se extendieron a la región dorsal de las piernas, los pies y los brazos...

Vaculitis cutánea por Comirnaty

Tras la administración oral de corticoides, el cuadro cutáneo remitió. No dice el artículo si la paciente recibió dosis posteriores.

Por otra parte, el último informe no los recoge, pero ya se han publicado también varios casos de miastenia gravis, otro nuevo efecto adverso neurológico descrito para las vacunas de ARN...

Esta enfermedad, cuyos síntomas habituales son la debilidad muscular, la caída de párpados y la visión doble, se considera también un proceso autoinmune en el que se generan anticuerpos contra los receptores de la acetilcolina, el neurotransmisor que actúa en la unión neuromuscular.

Son unos efectos muy parecidos a los provocados por el curare, aquel veneno paralizante usado por indígenas del Amazonas en los dardos de sus cerbatanas, y que dio lugar al posterior desarrollo de los relajantes musculares usados hoy en la anestesia. Por suerte, se dispone de un viejo fármaco que antagoniza esos efectos, y que resulta útil en muchos casos de miastenia: la Piridostigmina.

Piridostigmina (Mestinon)

Un buen ejemplo de medicamento clásico que sigue vigente.


Diabetes, enterovirus, aluminio y estadística

 

Un estudio finlandés publicado en Diabetologia en 2017 se une a otros anteriores que sugieren que los enterovirus pueden aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 en niños.

Los enterovirus son un grupo de virus comunes que suelen causar enfermedades leves, como el  resfriado común o la enfermedad de manos, pies y boca.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que daña las células productoras de insulina en el páncreas. Como otras, su incidencia aumenta cada año y su causa permanece no aclarada.

Los investigadores de la Universidad de Tampere en Finlandia analizaron muestras de heces de niños con desarrollo de diabetes reciente y de niños no diabéticos, buscando ARN de enterovirus como marcador de infección previa. El resultado fue positivo para el 80% del grupo de nuevos diabéticos, y del 60% para el grupo de control, una diferencia estadísticamente significativa.

Razonablemente, la autora principal Hanna Honkanen dice en Health que los padres no deben preocuparse por la exposición de sus hijos a los enterovirus, ya que parece haber múltiples vías para desarrollar diabetes tipo 1 y se necesitan factores adicionales. 

Por otra parte, un estudio sobre la posible relación entre la diabetes tipo 1 y los adyuvantes de aluminio mostró que los pacientes expuestos a la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) tenían un mayor riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 1, aunque la diferencia aquí no resultó estadísticamente significativa.

Por suerte, ni todas las infecciones por enterococos ni todas las inyecciones de adjuvantes de aluminio conducen a diabetes, al menos por sí solas. Y hace tiempo que se estableció la recomendación de evitar vacunar a una persona que tenga una infección activa.

¿Qué podría suceder si de forma inadvertida se diera la concurrencia de ambos factores?

Al detectar en nuestro entorno la aparición de 2 casos de diabetes mellitus tipo 1 con una aparente relación temporal con la administración de la vacuna del papiloma y con una posible infección vírica concurrente, nos topamos con un muro aparentemente insalvable: no hay estudios previos sobre la posible interferencia entre adyuvantes de aluminio e infecciones víricas como base para el desarrollo de enfermedades autoinmunes como la diabetes con los cuales poder comparar. 

Pero si esta causalidad fuese real, si la concurrencia de una infección por enterovirus y la inyección de un adyuvante a base de aluminio pudieran estar detrás del desarrollo de una diabetes mellitus, ¿lo habrían detectado los estudios anteriores por separado...?

Lamentablemente, la respuesta es negativa. Sólo un nuevo estudio en el que se evaluaran a la vez los dos factores podría encontrar significación estadística. Claro que para plantearlo habría que partir ya de la sospecha de esa doble causalidad, es decir, hay que presuponer el resultado y luego corroborarlo estadísticamente con el estudio.

La estadística es por tanto una herramienta de confirmación, pero no sirve para descubrir algo nuevo si no se tiene ya una base. La historia nos dice que para descubrir hay que observar, relacionar e intuir. La confirmación estadística, de llegar, lo hará posteriormente.


El asma y otras enfermedades autoinmunes

 

Ya mucha gente se ha ido dando cuenta de que los pacientes con asma suelen sufrir también otras patologías asociadas. He aquí unos ejemplos:

  • Este metaanálisis llegó a la conclusión de que los pacientes con asma tenían un mayor riesgo de artritis reumatoide en comparación con las personas sin asma.

  • En este otro trabajo, asma y diabetes también parecen estar correlacionados.
  • Y con respecto al resto de enfermedades autoinmunes, en este trabajo se llegó a la conclusión de que los pacientes asmáticos hospitalizados presentaron una serie de enfermedades autoinmunes y relacionadas posteriores.

Y en un reciente estudio observacional, se encontró una asociación positiva entre la exposición al aluminio relacionada con la vacuna y el asma persistente. 

Seguimos dando vueltas y parece que todo gira en torno a lo mismo.


De Severo Ochoa a las vacunas de ARN

 

El nobel asturiano Severo Ochoa descubrió cómo tenía lugar la síntesis del ARN por medio de la enzima polinucleótido fosforilasa (PNPasa), sentando las bases para la preparación de polinucleótidos sintéticos como los que hoy en día se incluyen en las conocidas como vacunas ARNm.

Han pasado 60 años. Tanto el ADN como el ARN son moléculas gigantes que se encuentran y actúan en el interior de las células. Llevar un ARN sintético al interior de las células es un reto para la Galénica, la ciencia de la elaboración de los medicamentos, una disciplina exclusivamente farmacéutica. 

La emulsión de nanopartículas lipídicas (LNP) de las vacunas ARN se forma mezclando el ARN con el resto de componentes como colesterol, lípidos complejos, fosfatidilcolina y agua. La estabilidad de estos fármacos biotecnológicos ultracomplejos no es por tanto equiparable a la de los simples fármacos homogéneos tradicionales. Cada lote, cada vial de producto, a cada temperatura, cada día, son distintos.

Este artículo del International Journal of Pharmaceutics ilustra perfectamente los múltiples problemas de estabilidad a los que se enfrentan las preparaciones de ARN, que irremediablemente conducen a que haya moléculas de ARN que no estén embebidas en las microesferas, sino flotando en la emulsión...


¿Qué pasa si ese ARN suelto se inyecta y va a parar a la sangre...?

Un grupo de investigadores ya se hizo esa pregunta en 2007 en la Oklahoma Medical Research Foundation y obtuvo una respuesta: microcoágulos. Presentaron evidencia de que diferentes formas de ARN eucariótico y procariótico sirven como promotores de la coagulación de la sangre, al descubrir que el ARN extracelular se une fuertemente y activa proteasas de la vía de la fase de contacto de la coagulación sanguínea como los factores XII y XI.

Dado que lógicamente tanto el proceso galénico de elaboración como el de almacenamiento de las emulsiones de vacunas ARN no puede ser perfecto al 100%, existe el riesgo de que con ellas sean inyectadas moléculas sueltas de ARNm, y ya hemos visto que una parte de lo que se inyecta puede ir a parar a la circulación sanguínea.

Los problemas de microcoagulación sanguínea son por tanto efectos secundarios esperables, y de hecho los casos de reacciones como consecuencia de ellos se están notificando. La teoría de la Galénica de laboratorio se enfrenta, como la de todas las ciencias médicas, a la realidad de la inconmensurable complejidad del cuerpo humano.


La voz discordante del Dr Masanori Fukushima

 

Pese a lo que los medios oficiales pregonan, no hay unanimidad sobre el balance beneficio/riesgo de la vacunación COVID, como ejemplifica este profesor japonés al referirse a las muertes cardiovasculares post-vacunación: