Mirando ambas gráficas, la española y la mundial, llama la atención el pico de 2009-2010. Aquí la explicación bien podría ser la autorización de las polémicas vacunas de la gripe A pandémica...
También en el 2010 hubo casos de convulsiones febriles y otras complicaciones neurológicas en niños con la vacuna Fluvax de la farmacéutica australiana CSL, que un estudio achacó al detergente desoxicolato usado en su proceso de fabricación en cultivos de huevo...
Como resultado, la Administración Australiana de Productos Terapéuticos (TGA) retiró la recomendación de su uso en niños menores de cinco años y CSL detuvo su producción en 2015.
En la gráfica de la OMS parece también intuirse el impacto en 2001 de la introducción a nivel mundial de la vacuna Fluad (Chiromas en España y otros países) de la farmacéutica suiza Novartis. Es una vacuna inactivada trivalente cuyo adyuvante es el MF59 a base de escualeno, trioleato de sorbitan y polisorbato 80, y está indicada en mayores de 65 años.
La seguridad de la vacuna se puso en duda en Italia en 2014, sospecha que la EMA descartó. En 2015 Novartis vendió su división de vacunas a CSL, que la incorporó a su filial CSL Biotherapies a la que renombró como Seqirus, que siguió produciendo y distribuyendo Fluad (y Chiromas) en lugar de Fluvax.
El proceloso mundo de la industria de las vacunas...
Proceloso, si.
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