Lucija Tomljenovic: David contra Goliat

 

La Farmacovigilancia es la rama de la Farmacología dedicada a la detección, evaluación, comprensión y prevención de los efectos adversos y cualquier otro problema relacionado con la seguridad de los medicamentos, por lo que está en estrecha relación con la Toxicología.

A pesar de su papel tan importante para la Salud Pública, el trabajo en Farmacovigilancia suele ser ingrato y poco reconocido, y sus investigadores se enfrentan a menudo a varios obstáculos... 

El más evidente es el de las presiones de la todopoderosa Industria Farmaceútica y sus lobbies, cuyos tentáculos llegan a los medios de comunicación, gobiernos, colegios profesionales, sociedades científicas, revistas e incluso a las asociaciones de pacientes. 

Otro obstáculo a superar es el hecho de que los trabajos de Farmacovigilancia involucran complejos análisis de datos y evaluaciones de riesgos, y los resultados no siempre pueden ser categóricos. Las revistas los escudriñan al detalle y ante la mínima duda rechazan su publicación. 

La Administración, que debería apoyarlos, no suele ponerse de inicio de parte de los investigadores, sino que suele ponerse a la defensiva, seguramente para cubrir sus posibles responsabilidades. Un claro ejemplo histórico fue el caso de la Talidomida.

Y los medios de desinformación siempre están prestos para lanzarse al cuello de los investigadores tachándolos de negacionistas, antivacunas, terraplanistas y otras lindezas, siguiendo la voz de su amo. Pese a todo, hay gente valiente que dice lo que piensa sin miedo a la jauría: 

Lucija Tomljenovic

Lucija Tomljenovic forma parte del Grupo de Investigación de Dinámica Neuronal de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, Canadá. Su trabajo se ha centrado en comprender el papel de los adyuvantes de aluminio en las vacunas, y su posible impacto en las manifestaciones clínicas autoinmunes en individuos genéticamente susceptibles. Un ejemplo es su artículo crítico con el uso de un placebo con adyuvante de aluminio en el ensayo de la vacuna contra el papiloma Gardasil (Merck), algo que ya denunció Peter Doshi.

Más controvertida es su hipótesis de que los adyuvantes de aluminio en las vacunas podrían estar relacionados con el desarrollo del autismo. Según ella, "muchos estudios muestran evidencia de que la exposición acumulativa a adyuvantes de aluminio no es tan benigna como se suponía anteriormente. Dado que las vacunas son la única intervención médica que llega a cada ser humano vivo en la Tierra, y que la mayor población objetivo para la vacunación son los niños sanos, parece justificada una mejor apreciación y comprensión de los riesgos de los adyuvantes de las vacunas".

Según Tomljenovic, "estudios en gemelos han demostrado que los factores ambientales comunes representan el 55% del riesgo de desarrollar autismo, mientras que la susceptibilidad genética explica solo el 37% de los casos. Debido a que el entorno prenatal y el entorno postnatal temprano son compartidos entre gemelos y debido a que los síntomas evidentes del autismo emergen alrededor del final del primer año de vida, es probable que al menos algunos de los factores ambientales que contribuyen al riesgo de autismo ejerzan su efecto neurodesarrollador dañino durante este período temprano de la vida".

"De hecho, ahora ha surgido evidencia que sugiere que el autismo podría resultar en parte de agresiones inmunológicas tempranas inducidas por xenobióticos ambientales. Uno de los xenobióticos más comunes, conocido por sus propiedades inmunoestimulantes y neurotóxicas, al que los niños menores de dos años están rutinariamente expuestos en todo el mundo, es el adyuvante de aluminio presente en las vacunas".

"Debido a la estrecha conexión entre el desarrollo del sistema inmunológico y el sistema nervioso central, es necesario considerar cuidadosamente la posibilidad de que la sobreestimulación inmunológica en la infancia temprana a través de las vacunas pueda jugar un papel en los trastornos neuroconductuales".

Sobra decir que esta posición es minoritaria en la comunidad científica. El consenso general entre los expertos en Salud Pública es que las vacunas son seguras y efectivas, y que no hay evidencia suficiente para establecer una relación causal entre los adyuvantes de aluminio y el autismo. Amén.


Judy Mikovits y las vacunas

 

Judy Mikovits

La bioquímica y bióloga molecular Judy Mikovits afirma en su libro Plaga de corrupción científica: "Creo que uno de los mayores problemas de las vacunas es que se cultivan en tejidos animales y no sabemos qué virus y patógenos vuelven a la aguja"...

Mikovits comenta así una investigación de 2018 del laboratorio italiano Corvela sobre la vacuna de GSK Priorix Tetra, en la que se ha encontrado indicios de virus de humanos, aves, monos, ratones y caballos, así como de restos de levaduras y otros microorganismos procedentes del proceso de fabricación.

"Si eliminas el tejido animal, queda el tejido fetal humano abortado, y creo que hay importantes problemas morales y científicos con lo que ocurre a nivel genético cuando se inyecta tejido humano en el torrente sanguíneo. Entonces llegas al tema de los químicos en las vacunas, como el mercurio, el aluminio, el formaldehído, el polisorbato 80, y muchos otros, y comienza a parecerse a un brebaje de bruja que sólo se le daría a los niños en algún cuento de hadas demente".

Judy no elude la polémica. Aquí la ponen a caldo: The New York Times. No parecen entender que en Ciencia lo que hoy es blanco, mañana es negro, y pasado mañana puede ser gris.

Aquí las reseñas de su libro en Amazon: 

«Esta corrupción rampante… esconde deliberadamente al público las verdades científicas que se oponen a los intereses corporativos.» (Luc Montagnier, Nobel de Medicina 2008 por aislar el retrovirus del VIH).

«Lo que este libro nos enseña, más que cualquier otra cosa, es que la ciencia es un juego peligroso. El concepto que la ciencia es exacta e inequívoca, es erróneo. Cuando existen dudas, existe la posibilidad que poderosos intereses destrocen la vida de un científico con integridad para silenciarle. A lo largo del libro, la intriga se entrelaza a la perfección con revelaciones fascinantes sobre la ciencia, aún poco comprendida, detrás del posible papel de los retrovirus, en misteriosas enfermedades debilitantes como el síndrome de fatiga crónica y el autismo.» (Stephanie Seneff, investigadora científica senior del MIT).

«La asombrosa historia de una científica extraordinaria, que descubrió la causa más probable del síndrome de la fatiga crónica, para ser luego objeto de una feroz campaña de encubrimiento y de difamación más absoluta de su persona, por parte de los niveles más altos de la comunidad científica. Una crítica incisiva a lo que está mal hoy en día en la ciencia y, sin embargo, un retrato absolutamente optimista de cómo la ciencia todavía tiene solvencia para encontrar la verdad. Te deja abrumado por los métodos insidiosos, y por quiénes se esconden detrás de la corrupción de la ciencia, pero, al mismo tiempo, es esperanzador para los buscadores de la verdad en la comunidad científica como la Dra. Mikovits, que persevera contra viento y marea.» (J.B. Handley, cofundador de Generation Rescue y autor de Cómo terminar con la epidemia del autismo).

«Un conjunto de revelaciones verdaderamente impactantes sobre la profunda corrupción y criminalidad del complejo médico-industrial. Expone el fraude científico y la descarada deshonestidad intelectual, que ahora caracteriza a los cárteles farmacéuticos, que sacrifican la salud humana en beneficio de los intereses corporativos.» (Mike Adams, Health Ranger y editor the Science.news).

«Este libro es una impactante excursión a través de las mentiras de las grandes finanzas, los grandes gobiernos y las grandes farmacéuticas. Dios bendiga a la Dra. Mikovits por su coraje al compartir esta historia.» (Max Swafford, autor y educador).


Que investiguen otros...

 

Los resultados de un estudio retrospectivo griego sugieren una asociación entre vacunas COVID-19 de ARNm y brotes de hidradenitis supurativa (HS).

La HS es una enfermedad autoinflamatoria crónica atribuída a una desregulación del sistema inmune innato. Afecta a los folículos pilosos en áreas del cuerpo donde hay glándulas sudoríparas apocrinas, como las axilas y la ingle, causando nódulos dolorosos, abscesos y cicatrices. 

La hidradentis es muy molesta, pero no es contagiosa, ni está relacionada con una mala higiene o enfermedades de transmisión sexual​.

En VigiAccess, la base de datos de reacciones adversas de la OMS, se han notificado para las vacunas COVID 5.674.092 efectos adversos, de los cuales 634.834 están relacionados con la piel o el tejido subcutáneo: rash, pruritos, urticarias, hiperhidrosis, eritemas, psoriasis... 

Entre ellos hay 304 casos de hidradenitis. Parecen pocos teniendo en cuenta que se han publicado varios estudios que tratan sobre ellos en países como Grecia e Italia. 

Los mecanismos subyacentes por los cuales la vacunación puede desencadenar o empeorar la HS se desconocen, igual que para otros miles y miles de reacciones. Es una muestra más del grado de incertidumbre con el que se abordó la masiva inoculación de estos fármacos de novedosa tecnología.

Aclarar esos millones de reacciones adversas supone un reto toxicológico enorme, pero la OMS parece que se conforma sólo con llevar la cuenta y "que investiguen otros"...

¿Tendrá algo que ver el hecho de que una parte importante de su financiación provenga de las multinacionales farmacéuticas..? 

Podría ser. Aunque quizá su inacción se deba a que se ha convertido en un ente mastodóntico, mayormente preocupado por mantener su propia infraestructura burocrática, y completamente alejado del espíritu que inspiró su creación. Un problema común en la mayoría de las organizaciones humanas.