Aluminio y neurotoxicidad

 

La neurotoxicidad del aluminio es bien conocida desde las décadas de 1960 y 1970, cuando empezó a sospecharse su posible relación con diversos trastornos neurológicos, incluída la enfermedad de Alzheimer. Afortunadamente, las barreras naturales del sistema inmune nos protegen: la absorción del aluminio en el tubo digestivo es casi nula. Pero ¿y si se atraviesan por medios no naturales...? 

En la década de 1990, la sospecha sobre el aluminio resurgió con la aparición del Síndrome de la Guerra del Golfo, un trastorno que afecta aproximadamente a 250.000 veteranos de combate estadounidenses y 33.000 británicos, y que se caracteriza por un deterioro funcional similar al del síndrome de fatiga crónica.

Los estudios indican que el Síndrome de la Guerra del Golfo no es resultado del estrés del combate, sino que más bien parece un proceso tóxico, y una de las posibles causas analizadas es la vacuna contra el ántrax o carbunco.

Y es que ante la amenaza de que Irak había cargado ántrax, toxina botulínica y aflatoxina en misiles y proyectiles de artillería, el 41% de los soldados de combate estadounidenses y el 75% de los soldados de combate del Reino Unido recibieron la vacuna contra el ántrax, aprobada por la FDA con pocos ensayos, y con hidróxido de aluminio en su composición.

Según el Comité sobre las Enfermedades de los Veteranos de la Guerra del Golfo, la vacuna no es una causa probable de la enfermedad de la Guerra del Golfo, pero el report del comité señala que los veteranos que recibieron una mayor cantidad de vacunas antes del despliegue han mostrado tasas más altas de síntomas persistentes desde la guerra. El aluminio pudo ser una parte de la ecuación.

Experimentos posteriores en ratones inyectados con dosis de hidróxido de aluminio equivalentes a las administradas a los soldados vacunados, mostraron deficiencias significativas en varias funciones motoras, así como una capacidad de memoria espacial disminuída. Así pues, la sospecha de la implicación del aluminio en procesos neurotóxicos permanece, y se hace extensible a otras vacunas que contienen sales de aluminio, así como a prótesis e implantes fabricados con este metal.

La otra parte de la ecuación tendría un componente infeccioso, que iremos desgranando en futuras entradas.


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