El problema de las células madre

 


Hace unos años los medios de comunicación lanzaban mensajes optimistas de que la investigación médica en células madre iba a revolucionar el campo de los trasplantes. La realidad es que hoy en día esas amplias expectativas solo se han alcanzado para las terapias de autotrasplante en las que las células madre o progenitores hematopoyéticos del propio paciente se recolectan y se almacenan previamente para su posterior readministración tras un tratamiento intensivo de quimioterapia o radioterapia que destruye tanto las células sanguíneas normales como las células cancerosas. 

¿Por qué no se ha avanzado más? La respuesta se puede vislumbrar en el artículo "Epigenetic mechanisms of tumorigenicity manifesting in stem cells", donde se explica que uno de los mayores obstáculos para utilizar células madre como base para terapias de medicina regenerativa es su tumorigenicidad. 

Desafortunadamente, las habilidades únicas de las células madre para auto-renovarse y diferenciarse en distintos tipos de células están mecánicamente vinculadas a su capacidad de desarrollar tumores. Los mecanismos subyacentes en esta estrecha relación parecen involucrar a la epigenética, es decir, a cómo los genes de la célula son "activados" o "desactivados" influenciados por factores del entorno de las otras células circundantes, así como por factores ambientales como la nutrición, el estilo de vida, el envejecimiento o el estrés. 

Además de con el cáncer, la alteración de la maquinaria regulatoria epigenética se relaciona con otras enfermedades como la diabetes, las enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares.

La célula no está sola: es ella y su entorno. Cuidado con el excesivo intervencionismo médico a nivel celular. Recordemos que la prudencia es la madre de la ciencia.


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