Hay datos que apuntan a un componente infeccioso como causante del Alzheimer, involucrando a una bacteria que provoca infecciones en una zona cercana al cerebro: la boca.
Un estudio publicado en 2019 en la revista científica Science Advances revelaba que Porphyromonas gingivalis, el patógeno clave en la periodontitis crónica, la piorrea, está presente en el cerebro de pacientes con enfermedad de Alzheimer...
La SEPA (Sociedad Española de Periodoncia) se ha hecho eco de este estudio que pone en valor la importancia de una buena salud bucodental.
Al analizar la hipótesis de una posible etiología infecciosa en el Alzheimer, surge una pregunta del millón: ¿por qué hay mucha gente que padece piorrea pero en la que la bacteria no llega al cerebro, y por tanto no desarrolla Alzheimer? La bacteria bucal podría ser un componente necesario, pero no suficiente...
Del mismo modo, al profundizar en la teoría de que la enfermedad de Alzheimer podría desarrollarse como consecuencia del daño neurológico producido por el aluminio acumulado en el cerebro, propiciado por factores como aerosoles, implantes, prótesis o adyuvantes vacunales, hay otra pregunta que responder: ¿por qué hay muchas personas en las que se dan esos factores pero no les afectan y no desarrollan Alzheimer? El aluminio podría ser también un componente necesario, pero tampoco suficiente...
Ambas cuestiones enlazan con algo que ya hemos tratado aquí para el caso de la esclerosis múltiple y su relación con la infección por herpesvirus, y es el hecho de que el aluminio pudiera ser el gatillo que dispara la llegada de los herpesvirus a los nervios. Haciendo traslación de esta hipótesis, también podría ser que el aluminio abriera la puerta del cerebro a las Porphyromonas gingivalis. Veamos:
Los derivados del aluminio tienen un alto poder adsorbente, y de hecho se usan para adsorber virus y bacterias en muchas vacunas. Si a esto unimos su capacidad de atravesar la barrera hematoencefálica (BHE), tenemos un vector de transmisión (carrier en inglés) digno de tenerse en cuenta.
Así, el incremento de los usos del aluminio en el interior del cuerpo humano podría estar detrás del incremento de varias enfermedades "postindustriales". La clave de muchas enfermedades neurológicas modernas podría estar en el acceso al sistema nervioso de unos patógenos que en principio deberían encontrar sus puertas cerradas, pero a los que el intervencionismo humano les estaría proporcionando una llave de aluminio.
Un campo de investigación apasionante; no para la cura, para la prevención.
Cierto que los problemas buco dentales repercuten decisivamente en la salud.
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