Trasplantes, inmunosupresores y cáncer

 

Ya en una anterior entrada del blog tratamos el tema de la vigilancia inmunológica, es decir, el control del desarrollo de tumores por parte del sistema inmunitario.

Ahora, el Boletín del Grupo de trabajo Farmatrasplante de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria de mayo de 2023 trae la revisión "Proceso oncológico tras el trasplante". Los datos son impactantes:

La incidencia de cáncer en los receptores de trasplantes de órgano sólido es superior a la de la población general y es mayor al aumentar los años postrasplante:

  • 1 año postrasplante: 1-2%
  • 5 años postrasplante: 5-6%
  • 10-15 años postrasplante: 11-20%
  • 20 años postrasplante: 32%

Entre las causas que pueden conducir a la aparición de cáncer tras el trasplante de órgano se encuentra el uso de fármacos inmunosupresores, necesarios para evitar el rechazo del órgano. Se ha demostrado que su uso durante un largo periodo tiempo y/o a dosis elevadas puede aumentar su incidencia.

Los mecanismos que intervienen en el desarrollo de neoplasias debidas al uso de estos fármacos son variados:

  • La inmunodeficiencia a largo plazo puede aumentar el riesgo de neoplasias malignas provocadas por la activación de oncovirus latentes, como son el virus Epstein-Barr (VEB), el virus del papiloma humano (VPH) o el virus de la hepatitis C (VHC) entre otros.
  • La mayoría de los fármacos inmunosupresores tienen un mecanismo de acción inespecífico que provoca que se reduzca la inmunovigilancia de las células neoplásicas. Esto facilita la proliferación de estas células.
  • Algunos de los fármacos inmunosupresores tienen propiedades prooncogénicas al reducir la reparación del ADN, la angiogénesis y aumentar la invasividad celular.

Como ya vimos en el uso de células madre, tampoco son todo luces en las terapias de trasplante, y la sombra del cáncer es alargada.


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