El gatillo de la esclerosis múltiple



España está con Norteamérica, Escandinavia y Centroeuropa a la cabeza mundial en prevalencia de esclerosis múltiple (EM). Se calcula que en España hay 55.000 personas afectadas, en Europa 700.000, y en el mundo más de 2.800.000. Su frecuencia sigue aumentando.

La mielina es un material graso que aísla los nervios actuando como la cobertura de un cable eléctrico. La EM es una enfermedad autoinmune inflamatoria que provoca la desmielinización de los nervios alterando su capacidad para conducir impulsos eléctricos desde y hacia el cerebro.

La edad más frecuente de diagnóstico es entre los 20 y los 40 años, aunque el inicio puede ser anterior, y 2 de cada 3 afectados son mujeres. La EM no es hereditaria, ni contagiosa, ni mortal, pero actualmente no existe un tratamiento curativo para ella, aunque sí fármacos que intentan reducir el número de brotes y disminuir su progresión, así como para el tratamiento de los síntomas.

Según un nuevo trabajo, el riesgo de desarrollar EM en individuos que eran negativos para el virus de Epstein-Barr (VEB) aumentó 32 veces después de la infección por este herpesvirus conocido por ser el causante de la mononucleosis infecciosa. 

Ahora bien, la prevalencia de este virus en la población es de un 95%, así que su infección previa es un factor necesario para desarrollar EM pero no suficiente. Y no parece que hayan tenido en cuenta que hay varios tipos de EM, y que podría haber otros virus implicados, como los herpes simples, que es lo que hemos detectado en nuestro entorno para la EM recurrente-remitente, la forma inicial más común de EM y que más afecta a los jóvenes. Cada brote correspondería a una reactivación del herpes, que volvería a generar la "reacción autoinmune".

En todo caso, el trabajo viene a confirmar lo que cada día resulta más evidente: la correlación que muchos hemos visto entre infecciones víricas y enfermedades autoinmunes. 

En nuestra hipótesis, si el herpesvirus es el "gatillo" de la EM, la bala bien podría ser de aluminio. Y es que como otros trastornos neurológicos y otras enfermedades autoinmunes, la EM se ha relacionado también con la exposición a dicho metal, y a medicamentos que lo contienen como la vacuna antihepatitis B (Neurology), un metal también contenido en las vacunas DI-TE-PE, antimeningocócicas y antipapiloma humano, que se administran mucho a mujeres jóvenes.




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