La tres vacunas se mezclaron en 1949 constituyendo la vacuna DTP, adsorbidas en hidróxido o fosfato de aluminio y conservadas con el mercurial tiomersal.
La controversia sobre sus efectos adversos neurológicos arrancó pronto. En un artículo del BMJ de 1958, J.M. Berg afirmaba que desde que Madsen (1933) llamara la atención por primera vez sobre la posibilidad de graves consecuencias neurológicas después de la inmunización activa contra la tosferina, había informes de secuelas neurológicas por la misma en varias partes del mundo, variando desde convulsiones transitorias con recuperación completa hasta incapacitación grave, retraso mental y muerte...
No obstante, los efectos adversos neurológicos postcomercialización enumerados en la ficha actual de Triaxis (vacuna DTPa con fosfato de aluminio) asustan: parestesia, hipoestesia, Síndrome de Guillain-Barré, neuritis braquial, parálisis facial, convulsiones, síncope, mielitis.
También, la ficha técnica de Infanrix (vacuna DTPa con hidróxido de aluminio y Polisorbato 80 retirada en 2021) señalaba que "se encontró evidencia de una relación causal entre la recepción del toxoide tetánico y la neuritis braquial y el Síndrome de Guillain-Barré".
En España se empezó a vacunar sistemáticamente con la DTP a los bebés en 1975. En la actualidad, los niños reciben cinco dosis: a los 2, 4 y 11 meses de edad, y a los 6 y 14 años.
Fuente de imágenes: http://www.ub.edu/pharmakoteka/
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