Entrevista publicada en la revista del Colegio de Abogados de Barcelona con Teresa Forcades, monja benedictina, teóloga y doctora en medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona, experta en Salud Pública y Epidemiología, con especialidad en Medicina Interna en la Universidad Estatal de Nueva York.
- ¿Qué es lo que más le apasiona de la medicina?
- La relación con la persona enferma: encontrarse ante alguien que no tiene fuerzas para sostener la careta social, alguien que se muestra anti ti en su debilidad.
- ¿Decide estudiar medicina por vocación y por tradición familiar?
- Sí, creo que ambas cosas. El abuelo y un tío eran médicos, la madre enfermera. Otro tío era abogado y una de mis hermanas también es abogada. Yo opté por la rama de la medicina, creo que por la relación con la persona enferma que le comentaba.
- Cuando decidió ser médico ¿se veía ejerciendo la profesión o siempre le gustó más el campo de la investigación?
- Me veía ejerciendo, a la cabecera del enfermo.
- ¿Por qué se decantó en sus estudios por la especialidad de Epidemiología?
- Hice primero medicina interna, después investigué en virología, quería dedicarme a las enfermedades infecciosas, pero la vocación monástica me hizo cambiar de camino. Estudié epidemiología en el departamento de Salud Pública, cuando hice el doctorado, pero por entonces ya era monja. Lo hice porque la vida del monasterio no era compatible con el ejercicio de la medicina hospitalaria, pero sí con la investigación. La salud pública me interesaba y me interesa en su vertiente de justicia social.
- La lectura de los evangelios a los 15 años y posteriormente su estancia en el Monestir de Sant Benet a fin de preparar el examen final de la especialidad médica que había cursado en los Estados Unidos, provocaron un cambio de rumbo en su vida: se decantó por la vida eclesial manteniendo sus estudios en medicina. ¿Qué beneficios le ha aportado la rutina o la vida en clausura para desarrollar su carrera profesional dentro del ámbito de la medicina?
- La vida monástica aporta tiempo, quietud mental y profundización en la importancia de trabajar por un mundo más justo. Todo esto lo he intentado aplicar a la medicina.
- Al principio, cuando oyó hablar del virus de la COVID-19 y del foco que se había detectado en Wuhan (China) ¿pensó que podríamos estar a las puertas de una pandemia mundial? ¿Cómo vivió aquel momento?
- Enseguida pensé en la gripe A: ¿será una situación parecida, es decir, una falsa pandemia o ésta va en serio?
- ¿Cree que el virus fue creado?
- En todas las pandemias es fundamental identificar el caso cero, el primero. En esta pandemia no se ha encontrado el caso cero. Dicen que es por culpa de la opacidad de China, pero la ciencia se basa en el principio de la parsimonia: si hay una explicación más simple, no busques una de más compleja. En Wuhan hay un laboratorio que se dedica a manipular coronavirus para hacerlos más peligrosos para los humanos. El presidente de los EE.UU. Barack Obama prohibió que esta investigación se hiciera en los EEUU y entonces (debía de ser hacia el 2012) se trasladó a China, a Wuhan. De acuerdo con las declaraciones de Roland Wiesendager de la Universidad de Hamburgo, la previsión de los expertos entonces fue que la probabilidad que uno de estos virus manipulados causara una pandemia en menos de 10 años era de más del 80%.
- Desde la extensión del virus de la COVID-19 a nivel global se habló de la necesidad de disponer de una vacuna contra esta enfermedad. Considera que la urgencia tuvo como consecuencia relajar o reducir los protocolos estándares en la aprobación de vacunas, especialmente por lo que respecta a tener en cuenta posibles efectos secundarios... puesto que la OMS establece un período de 10 años para tener suficiente información sobre posibles efectos secundarios?
- Este es un punto fundamental. Se ha pasado de 10 años a 6 meses. ¿Cómo se ha podido hacer? Se ha podido reducir el tiempo porque se han hecho los estudios en animales al mismo tiempo que en humanos y por qué se aprobó la vacuna por vía de emergencia sin hacer estudios de toxicidad reproductiva ni de los posibles efectos cancerígenos. Las nanopartículas lipídicas son tóxicas, la proteína Spike es tóxica y pasa a la sangre al cabo de media hora. No se queda en el lugar de la inyección. Se acumula en los ovarios. Se han publicado artículos demostrando que hace exosomas que penetran en el cerebro, puede inflamar el corazón y los pulmones, deprime el sistema inmunitario, desregula la replicación de nuestro material genético, causa abortos del primer trimestre y reactiva el cáncer en remisión.
- Como experta en epidemiología y salud pública, ¿considera que se ha escuchado suficientemente a los científicos y las personas expertas en epidemiología a la vez de establecer la estrategia para afrontar esta situación?
- Se ha escuchado a los científicos y los expertos que avalaban las directrices de la OMS y del Dr. Fauci de los EE. UU. No se han escuchado las voces críticas, por cualificadas que fueran: Dr. Peter McCullough (tratamiento preventivo), Dr. Pierre Kory (uso de ivermectina y prednisona), Dr. Paul Marik (protocolo de la UCI que evita administrar remdesivir), Dr. Michael Yeadon (aviso de la carencia de efectividad de las vacunas), Dr. Wolfgang Wodarg (aviso del engaño de la PCR), Dr. Byram Bridle (dio a conocer los estudios de biodistribución de Pfizer: sabían que las partículas lipídicas son tóxicas y pasan a la sangre), Dr. Sucharit Bhakdi (hay que estudiar los efectos secundarios de forma sistemática), Dr. Harvey Risch (la hidroxicloroquina + zinc es efectiva), Dr. Ryan Cole (hay que hacer autopsias, las vacunas están provocando muertes), Dra. Stephanie Seneff (del MIT; las vacunas hacen exosomas y pasan al cerebro creando las condiciones para enfermedades degenerativas), Dr. John Ionnidis (la mortalidad de la Covid es como la de la gripe),Dr. Paul Alexander (la inmunidad natural dura años y es muy superior a la vacunal),Dr. Vladimir Zelenko (tratamiento preventivo con medicamentos baratos), Dr. Didier Raoult (la hidroxicloroquina + azitromicina + zinc puede curar la Covid), Dr. Luc Montaigner (premio Nobel de medicina; el virus SARS-Cov2 está sintetizado en un laboratorio y contiene secuencias genéticas del virus del SIDA), Dr. Geert Van den Bossche (no se puede vacunar en medio de una pandemia; no lo hemos hecho nunca y no tiene ningún sentido), Dr. Robert Malone (el inventor de las vacunas de ARN mensajero; las vacunas de ARN mensajero son tóxicas, el daño que provocan es superior al beneficio), Dr. Peter Doshi (del British Medical Journal; los estudios de Pfizer son fraudulentos; se ha cambiado la definición de pandemia y la definición de ser anti-vacunas; ahora estar en contra de la vacunación obligatoria equivale a ser anti-vacunas), Dra. Tess Lawrie (consultora de la OMS; la ivermectina es efectiva contra la Covid; se tendría que recetar en todo el mundo como preventiva y como tratamiento), Dr. Charles Hoffe (la proteína Spike crea trombosis en un 60% de los vacunados; se puede comprobar midiendo el D-dímero en sangre), Dr. Michael Levitt (premio Nobel de química; el crucero Diamond Princess demostró que la letalidad del SARS-Cov2 era 10 veces menor de lo que se decía oficialmente), Dr. Martin Kulldorff (de la U. de Harvard; hay que proteger los vulnerables y dejar la mayoría de la población en paz)… etc.
- ¿Por qué cree que no se ha trabajado en una estrategia vacunal encaminada a provocar la inmunidad celular, a estimular las células Natural Killer?
- La brecha existente entre las directrices sanitarias y la evidencia científica es tan extraordinaria que no puede ser casual. Se puede ser incompetente, pero no tanto. Creo que no se ha trabajado en una estrategia vacunal efectiva y menos tóxica porque no conviene a los intereses de las grandes compañías farmacéuticas. Por este mismo motivo se han suprimido los tratamientos precoces que curan la Covid en unos pocos días (ej. hidroxicloroquina o ivermectina en combinación con suplementos de zinc, antiinflamatorios y antitrombóticos). Algunos de estos tratamientos son más efectivos que las vacunas para prevenir la enfermedad. Se permite que estas compañías cobren precios abusivos por unas vacunas ineficaces mientras se piden sacrificios y solidaridad a los ciudadanos de recursos modestos y se envía a millones de personas a la pobreza y la exclusión social. Hay niños que pasan hambre mientras los multimillonarios aumentan ingresos y los gobiernos aplauden que sea así y firman contratos secretos que confieren inmunidad a las compañías farmacéuticas: los millones de personas de todo el mundo que según muchas voces autorizadas han sido dañados a causa de las vacunas no los podrán demandar.
- ¿Considera que se hubiera podido combatir la COVID-19 con medicamentos existentes?
- Sí, sin duda. Por suerte se está haciendo: se hace en Japón, se hizo en Perú, se hace en México, se hace en muchos estados de India, se hace en muchos países de África. Es extraordinario que en India, desde que usan la ivermectina, tengan una mortalidad per cápita mucho menor que la de los EE.UU.. En mayo de 2020, Perú introdujo la ivermectina y la mortalidad se redujo no a la mitad (que sería un factor de 2), sino en un factor de 14: había 14 veces menos muertos. Inexplicablemente la OMS presionó a fin que se retirara la ivermectina, cosa que se hizo en diciembre de 2020: las muertes aumentaron en un factor de 13: no el doble de muertes, sino 13 veces más muertos.
- ¿Qué se habría podido hacer mejor en relación a la gestión a nivel de salud pública de la pandemia?
- El coronavirus es un virus respiratorio que tiene una mortalidad inferior al 1%. La edad media de las personas que mueren por coronavirus es superior a la esperanza de vida. Se tendría que haber protegido a las personas vulnerables y se tendría que haber dejado que la población general hiciera su vida con tranquilidad. Se tendría que haber dado ivermectina preventiva y kits de tratamiento precoz como hacen algunos países con una curva mucho mejor que la de España. No se tendría que haber asustado a la gente de la forma que se ha hecho. No se habría tenido que hacer confinamiento. No se tendría que llevar mascarilla. No se tendrían que hacer tests a las personas sanas. Y, sobre todo, a las personas con síntomas de enfermedad respiratoria no se les tendrían que hacer nunca tests para un solo virus: si se hicieran tests para el virus de la gripe a todos los que han dado positivo del test de coronavirus, ¿qué pasaría? No sé si habéis oído decir que el año pasado no hubo gripe.
- La pandemia ha evidenciado la falta de recursos de la sanidad y el excelente equipo de profesionales que trabajan en este ámbito y que han luchado para salvar muchas vidas. ¿Cree que quedarán en este colectivo secuelas por las vivencias vividas?
- Muchos profesionales están agotados y frustrados, pero tienen buenas redes de apoyo y lo superarán. Ahora bien, lamento decirlo, pero esto no ha terminado. La situación de emergencia parece que ahora afloje, pero si no desenmascaramos a los responsables de esta locura, será inevitable que llegue la siguiente. Doy todo mi apoyo a la iniciativa de los abogados Rainer Füllmich y Viviane Fischer de Alemania que están preparando una demanda legal contra unos responsables tan omnipresentes que parece imposible llevarlos a juicio: la OMS, las agencias sanitarias, los gobiernos, las grandes compañías farmacéuticas...
- Con la variante OMICRON y la sexta oleada, las restricciones se han dado prácticamente por finalizadas y parece que el siguiente paso se considerar la COVID como una “gripe”. ¿Cuál es su opinión al respeto?
- La omicron ha sido una bendición. No sé de dónde ha salido porque no deriva de la variante delta, sino directamente del tronco original de Wuhan. La omicron es la vacuna que las compañías farmacéuticas no han fabricado: efectiva para hacer inmunidad de grupo y capaz de llegar a ricos y pobres por igual. La inmunidad natural que se obtiene de la variante omicron es efectiva contra la variante delta que es más agresiva. Al revés no es el caso. El coronavirus era un virus que causaba resfriados. Lo manipularon para que causara enfermedad pulmonar y sistémica y ahora ha vuelto a su nicho ecológico que es la infección de vías altas. La historia del virus de la Covid se ha acabado, pero no se han acabado los efectos secundarios de las vacunas por la Covid ni se ha acabado el poder mediático, económico y político de las grandes corporaciones.
- Mientras el mundo ha centrado todos sus esfuerzos en encontrar la vacuna contra la COVID-19, UNICEF estima que hay 14 millones de niños que no reciben las vacunas existentes contra otras enfermedades mortales y altamente contagiosas. ¿Cómo se puede mejorar la cobertura mundial?
- Después de la Gran Depresión de los EE.UU. (1929), el presidente Franklin Roosevelt se dio cuenta que solo había una manera de solucionar la crisis: repartir la riqueza. El año 1935, Roosevelt cambió el sistema de impuestos e hizo pagar a las grandes fortunas unos impuestos de más del 90%. Ya lo dijo María de Nazaret en el Magnificat: se debe derrocar a los poderosos del trono y ensalzar a los humildes.
- 9 millones de niños mueren de hambre cada año. ¿Cree que tendría que ser una prioritario al igual que la pandemia?
- No al igual que la pandemia: ¡mucho más que la pandemia! La gran mayoría de víctimas de la pandemia en realidad han muerto por otras causas. Se contabilizan como muertos de Covid si tenían un test positivo en los últimos 28 días. Si mueren de accidente de coche, por ejemplo, también cuentan como muertes de Covid. O si mueren porque estaban ya en la fase terminal de un cáncer: igualmente se cuentan como muerte de Covid. La mayoría de muertes de Covid no son por Covid. La causalidad Covid no es real en la mayoría de los casos. Mueren con Covid y no por Covid. La causalidad del hambre sí es real y es fácilmente eliminable. Solo hay que hacer como Roosevelt: instituir un impuesto del 90% a las grandes fortunas.
- Sus ideales la han llevado a defender otro modelo económico y social para preservar derechos esenciales como el derecho a la vivienda, combatir la lacra de la violencia de género, o los derechos de los inmigrantes, por citar algunos ejemplos. Bajo su parecer, ¿la COVID han supuesto un paso atrás en cuanto a derechos de las personas?
- Las directrices sanitarias de la Covid han suprimido de facto derechos fundamentales como el derecho a la libertad de movimientos, de expresión, de asamblea, de trabajo o el derecho al propio cuerpo. Lo han hecho sin ninguna base científica. Han impuesto de facto una vacuna experimental que todo el mundo sabe a estas alturas que no puede evitar el contagio y que pierde efectividad para prevenir la enfermedad grave al cabo de 2-3 meses. Hagamos ahora lo que haga falta para asegurarnos que esto no pueda pasar nunca más.
- ¿Qué ha aprendido a nivel personal en estos dos años de pandemia?
- Que debo tomar todavía más conciencia de la situación en que nos encontramos a nivel mundial: es el momento de reaccionar, de unirnos para defender las libertades y para defender a los niños de los intentos de inocularles una sustancia tóxica experimental para prevenir una enfermedad que la mayoría ni se dan cuenta que la tienen. Los niños sanos no enferman de gravedad con el coronavirus. Los niños vulnerables se pueden tratar con ivermectina y demás protocolos preventivos y terapéuticos. No hay ninguna necesidad de vacunarlos. Que a pesar de todo se esté haciendo es una aberración comparable a dejar ahogarse en el mar a los inmigrantes que huyen de las guerras que financiamos nosotros y aún pone palos en las ruedas al Open Arms (barco de rescate de náufragos). Diría, como el Papa: Vergüenza! Ahora bien, también he aprendido, con gran sorpresa y esperanza, cuánta gente buena e inteligente hay en el mundo, dispuestos a todo para parar esta deriva totalitaria.
Más sobre Teresa Forcades en la web de : https://madridmarket.es/?s=Forcades
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