Microbiota: los microbios buenos

 


Frente a la creencia establecida de que todos los microbios eran perjudiciales, el biólogo estadounidense Joshua Lederberg acuñó en 2001 el término microbioma para describir como los microorganismos simbióticos y nosotros formamos una gran unidad metabólica. 

Lederberg entendió que el conjunto de bacterias que colonizan las partes de nuestro organismo que tienen una comunicación con el exterior como la piel, la boca y todo el tubo digestivo, la nariz y todo el aparato respiratorio, el oído y el aparato genital, en realidad nos protegían. Hoy se considera esta microbiota como un órgano más del cuerpo. 

Estas bacterias se adquieren sobre todo en el momento del parto natural y durante la lactancia materna, y van evolucionando a lo largo del ciclo vital. El volumen que llegan a alcanzar es impresionante: se calcula que en el tubo digestivo hay 100 billones de bacterias que suponen una masa de 6 kilogramos. La función de la microbiota es doble:

  1. Actuar como una barrera de protección frente a microorganismos patógenos y sustancias químicas tóxicas presentes en el ambiente, sirviendo de soporte del sistema inmune.
  2. Participar en el metabolismo y el balance energético ayudando a digerir los alimentos, produciendo vitaminas como la K y la B12, regulando la secreción de insulina... 

De ahí que la alteración de la microbiota se asocie con un mayor riesgo de infecciones, enfermedades autoinmunes y metabólicas, y cáncer. A preservarla ayuda seguir una alimentación sana, hacer ejercicio y dormir bien, así como evitar el tabaco y los tóxicos ambientales y la sobremedicación, sobre todo de antibióticos, que la destruyen. De ahí surge la idea de intentar revertir el daño mediante la administración de probióticos, es decir, microorganismos vivos reparadores del equilibrio.

Estos principios beneficiosos son lógicamente aplicables al mundo de la producción animal, donde lamentablemente hay una práctica consolidada de abuso de antibióticos que, irremediablemente, acaban incorporándose a la cadena alimentaria. 

¿Hay estrategias alternativas viables...? Sí: L’Albeitar S.C. las ponen en práctica a diario con éxito en su granja de Guaso. Su trabajo "Sustitución del uso profiláctico o metafiláctico de antimicrobianos en granjas porcinas por un pienso fermentado con Ligilactobacillus salivarius MP100. Relevancia desde el punto de vista de las resistencias antimicrobianas, consumo de antibióticos, salud animal, producción animal, medio ambiente y características de las canales de los animales tratados" ha recibido el premio en la categoría de "Mejor iniciativa para la prevención de infecciones en sanidad animal", dentro del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) de la AEMPS.

¡Enhorabuena!


2 comentarios:

  1. Siempre pensé que mis bacilos nunca me faltarían, ja, ja!

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  2. Muy interesante el tema y muy interesante también conocer que en Guaso hay gente valiente y emprendedora haciendo las cosas bien.

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