45 millones de estadounidenses, casi una cuarta parte de la población del país, fueron vacunados. Por una vez, la OMS y el resto del mundo no abrazaron la locura yanqui y decidieron esperar a ver cómo se desarrollaba la enfermedad en el invierno entrante...
Al final, resultó que el virus ni siquiera estaba relacionado con el de la gripe de 1918, y los que se infectaron tuvieron sólo síntomas leves. La polémica surgió cuando se detectó que 450 personas de entre las vacunadas desarrollaron entre 1976 y 1977 el síndrome de Guillain-Barré (GBS), una rara enfermedad autoinmune. La odisea de algunos de ellos puede seguirse en este documental:
La vacuna se denominó X53A, fue del tipo de "virus atenuado" debido a la urgencia, y los viales multidosis contenían entre otros excipientes el conservante mercurial Timerosal.
Fotos: History, discovermagazine
Interesante puntualización.
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