Varios trabajos como los de Brasil y Minessota relacionan el Síndrome de Guillain-Barré con una infección por el citomegalovirus (CMV), virus generalmente leve de la familia Herpesviridae como el herpes labial o el zóster, que una vez que infecta permanece de forma latente en el organismo durante toda la vida, pero que puede reactivarse.
El Síndrome de Guillain-Barré ha sido asociado también a las recientes vacunas contra el COVID-19 con vector de adenovirus: Janssen, AstraZeneca, como se expone en este trabajo, así como hace tiempo que se incluye en los efectos adversos de las vacunas antigripales.
Y entre los efectos adversos detectados para las vacunas contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) Gardasil y Gardasil 9, en post-comercialización, se encuentran:
¿Cómo es posible que unos productos tan diferentes tengan unos efectos adversos tan semejantes...?
Quizá hay que mirar hacia otro lado: los excipientes:
- Las vacunas contra el COVID-19 con vector de adenovirus de Janssen y AstraZeneca contienen Polisorbato 80.
- De las vacunas contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) comercializadas en España, tanto Gardasil como Gardasil 9 contienen Aluminio y Polisorbato 80, mientras que Cervarix también contiene Aluminio, pero sin Polisorbato 80.
- Las vacunas adyuvadas de la gripe contienen Polisorbato 80.
Se abre pues una posible vía de investigación sobre la relación entre polisorbatos y citomegalovirus, y los anticuerpos anti-PEG generados por los polisorbatos podrían estar involucrados, al interferir en la reacción inmune contra virus que contienen en su superficie glicoproteínas con polisacáridos de manosa.
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